domingo, 11 de noviembre de 2012

COMO FRENAR EL PROBLEMA

¿Qué podemos hacer contra el trabajo infantil en Colombia?


El trabajo infantil es una de las principales causas del subdesarrollo y sus consecuencias son muy graves. Según la Organización Internacional del trabajo sólo en Colombia trabajan más de medio millón de niños y niñas. La denuncia y la prevención son imprescindibles para acabar con ello.

  • Un niño que trabaja es hijo y nieto de otros que en su infancia trabajaron. Es un círculo vicioso que podría prolongarse indefinidamente si gobiernos, organizaciones y sociedad civil no toman medidas radicales.
  • La cifra es aterradora y va en aumento. Según un estudio publicado recientemente por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), 1.849.987 niños y niñas actualmente están trabajando en Colombia, todos por fuera de los esquemas de la legalidad. Son 250.000 más niños trabajando que en 2007 cuando se hizo el último sondeo.
  • Según datos del Dane de 2009, el 37 por ciento de los niños trabajadores lo hace en la agricultura, el 30.5 en el comercio, 13.6 en la industria, 10.7 en otros oficios y 7.6 en servicios. Las ciudades donde se concentra más el trabajo infantil son Montería (12.9%), Bucaramanga (12.1%) e Ibagué (10.9%).
  • A todas luces, a los niños trabajadores se les están violando sus derechos. El niño que entra al mercado laboral está perdiendo el derecho a descansar y a jugar. Aunque en apariencia estos son derechos superfluos, son realmente fundamentales para adquirir otras competencias, que van desde la capacidad de mostrar afecto hasta la facilidad de aprender matemáticas. El cerebro de un niño, todavía en crecimiento, necesita del descanso y el juego para terminar de crearse.

  • La violación de derechos es mucho más grave cuando se habla de la explotación sexual o el reclutamiento forzoso para el conflicto armado. “Las niñas sufren una pérdida de futuro cuando son víctimas de explotación sexual”, afirma Ximena Norato, directora de la Agencia Pandi, una agencia de comunicaciones dedicada a promover la defensa de los Derechos Humanos y especialmente los derechos de la niñez. “Piensan que no nacieron para nada más”.
  • Es aún peor lo que sucede en los casos de reclutamiento en el conflicto armado, que también es una forma de trabajo infantil. “En estos casos el niño pierde todos sus derechos, es un objeto de guerra utilizado para la guerra”, agrega Norato. Los niños que trabajan pierden una etapa irrecuperable de sus vidas, tanto para su formación académica como humana.
  • De igual forma, para el niño o niña el trabajo tiene unas consecuencias físicas, especialmente cuando éstos empiezan a trabajar en industrias como ladrilleras, cementeras, y plazas de mercado. Sus huesos no han terminado de formarse, son todavía elásticos, es decir, que al mandar a un niño a trabajar, o al darle trabajo a un niño, se está contribuyendo a deformar a esta persona.
  • Ahora, más allá del individuo, están los costos sociales de tener niños trabajando. Al contratar a un infante se está frenando el mismo desarrollo del país. La realidad es que mientras menos gente educada haya en la fuerza laboral, más tiempo tomará alcanzar el desarrollo anhelado.














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